Interiormente hablando

Solo compartir unos momentos en este mundillo es lo que me ayuda día a día a soportar la cruda realidad.

Pero ahora ya no tengo tanto pesar, la fellicidad, que yo la creía extinta para mí, resulta que no estaba más que disfrazada y camuflada en el soñoliento mundo en el que me considero encerrado.

Solo compartir mis sentimientos,
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solo un instante.

Narra Borjes en esas metáforas maravillosas, que un tren recorría la India,
y una mujer se sobresaltó de repente cuando,
al ver un hermoso tigre de vengala por la ventana
le cambió una mirada, y consiguió un momento de excitación que duró solo un instante,
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solo uno.

Esto será también solo un instante,

porque ojalá logre yo sobresaltarles como tigre de vengala,
poque más sentido tendrá


mi paso por la vida.

Ser feliz no es una metáfora de la vida.

Es una posible realidad,
puedo experimentarla.

Solo hay una persona que sabe proporcionarmela
mi Dulcinea.


Quizás yo también a ella,
pero dudo que lo haga mejor,
mi corazón late de nuevo, pidiéndo más,

pero no obtiene respuesta, solo la de Dulcinea, ella me comprende, hace que me sienta distinto a la humanidad, creo ser más importante,

¿por qué lo hace?





¿por qué lo consigue? No puedo saberlo.

Sencillamente están esas cuestiones, que me rondan la cabeza, creo estar en mi nube, y ella en la suya,
pero al juntarse,
nuestro ciclón arrasa toda particula, siendo los únicos entes de la creación.

Nos damos la mano, nos emocionamos ante la idea de estar juntos, nos sentimos bien. Compartimos miradas, la magia del momento es la mayor de las energías que pululan a nuestro alrederdor. Queremos ser felices, ¿quién la encontrará antes?



Quisiera ser feliz siempre,
y si con ella me sinto feliz,
quizás deba estar a mi lado.








Cruel destino que no anticipa respuestas.
Vivir la vida fabricando respuestas mientras experimentamos.






¿Será ese el sentido de la vida?

El mago de las reflexiones: Edipo